Ficha de Maka

Maka nunca conoció a sus padres, todo lo que sabe es que es hija del Conde Albarn, un vampiro muy poderoso en su tiempo, perteneciente a la línea de los Romanov. Debido a que fue una hija extramatrimonial, su padre la escondió dentro de una torre en medio del bosque, no queriendo que nadie se enterase de ella. Sólo los criados pasaban dos veces al día para alimentara, con la excusa de que allí mantenían a un prisionero de máxima seguridad y que nadie debía entrar en contacto con este, por lo que el alimento le llegaba por una pequeña ventana de la puerta que enseguida cerraban.

Allí en la torre sólo había libros, la pared costaba de una enorme biblioteca, y tan pronto como aprendió a leer comprendió el uso de esos libros. Su único medio de entretenimiento allí era la lectura, y día tras día se iba leyendo los interminables libros que estaban a su disposición, pudiendo así aprender cosas del mundo exterior y otro sin fin de conocimientos.

Un día, finalmente conoció a una persona y entabló su primera conversación cuando un chico de poco más de 18 años apareció en la alta ventana de la torre, trepado a una rama de la cual casi se estaba cayendo. Sus miradas se cruzaron, y mientras que el chico la miraba curioso, ella lo miraba asombrada. Aquello se prolongó por unos cuantos minutos, hasta que Maka finalmente hizo ademán de querer alcanzarlo al estirar una de sus manos, fallando por la inmensa distancia.

El muchacho rubio sonrió amigablemente y se presentó ante ella como Jack Bezarius, entonces ella abrió la boca para tratar de presentarse también, algo titubeante y torpe porque nunca antes había hablado con nadie. Pero para sorpresa suya, su nombre brotó de la misma boca de Jack, quien alegó que había escuchado sobre ella, sabía quien era y quería rescatarla de su prisión.

Maka no comprendió sus palabras sino hasta más adelante, puesto que para ella, aquello no era ninguna prisión, era su pequeño mundo y no conocía nada más, hasta que una noche Jack entró por su ventana para cargarla y llevársela a escondidas muy lejos de aquél lugar. Junto a Jack conoció el mundo, y gracias a él comenzó a desarrollar emociones para pasar a ser una chica normal, como debió haber sido desde un principio.

Casi sin darse cuenta, ya habían transcurrido muchos años en los que terminó de crecer a su lado, incluso Jack estaba más grande, aparentando entonces una edad de 24 años. Fue en el aniversario el día en el que se conocieron cuando Jack le pidió que se casaran, y con una gran emoción, Maka aceptó de inmediato, sintiendo que su vida sólo podía mejorar a partir de ahora, y en efecto lo hizo cuando, meses después de la boda, tuvieron su primer hijo, a quien ella llamó Oz.

Vivieron una vida tranquila hasta que pasados unos años, cuando Maka volvió a quedar embarazada, un repentino ataque de cazadores de vampiros los hizo abandonar presurosos la mansión en la que vivían. Maka corrió cargando a Oz por el bosque aledaño, mientras que Jack, quien los seguía de cerca, se detuvo de pronto al ver que no iban a escapar así como así de todos esos cazadores. Entonces le dijo a su esposa que ella fuese a buscar un lugar seguro y él se ocuparía de mantenerlos ocupados.

Por supuesto que Maka no iba a aceptar una cosa semejante, pero las palabras de Jack tuvieron peso: Alguien tenía que cuidar a Oz, además de que así embarazada como estaba no la iba a exponer a más peligro en un combate. No tuvo más opción que hacerle caso y despedirse dolorosamente de Jack para ir a refugiarse con sus hijos en lo que él desaparecía entre la negrura del bosque para regresar y hacerles frente a los uróboros.

Durante un par de semanas, Maka se escondió con Oz en una cabaña abandonada, tratando de darle ánimos al pequeño al decirle que su padre estaba bien, que regresaría cuando captara su aroma en el aire. Pero lo cierto era que estaba aterrada ante la idea de que Jack no regresara, había pasado mucho tiempo, y si no volvía aún significaba que debía pensar lo peor…

Tres días más allí y Maka se debilitó considerablemente, pues la sangre de los animales no era suficiente para alimentarla a ella y al hijo que esperaba. Sin tener más opciones, huyeron al pueblo cercano para que pudiese beber la sangre que tanto necesitaba, y allí fue donde tuvo a su segunda hija, a la cual llamó Aria. Su nacimiento fue tan doloroso y triste como esperanzador para Maka, ya que tenía muchos sentimientos encontrados al saber que su hija crecería sin conocer nunca a su padre. Era consciente de que ahora estaba sola y tenía que proteger a sus hijos fuera como fuera, y lo primero era salir de allí para trasladarse a un lugar más seguro.

De noche, cerca de la madrugada, llegaron a Rumania tras haber permanecido casi dos días viajando a escondidas en trenes o camiones, y bajo un nuevo nombre se estableció en el pueblo, donde vivió pacíficamente hasta que Aria cumplió un año. Justo esa noche les tocó vivir otro infierno cuando tres vampiros que al parecer tenían asuntos pendientes con Jack, los encontraron e irrumpieron en su casa para exigirle saber dónde estaba él.

Amenazaron a los niños, y Maka ya desesperada les dijo que lo último que supo de él es que fue a luchar contra un grupo de cazadores, pero los sujetos, no conformes con ello, quisieron sacarle más información por medio de torturas y más amenazas. Ella ni siquiera sabía qué asuntos tenía Jack con aquellos tipos, y al no tener ningún dato la cosa fue todavía peor. Acabaron por violarla delante de Oz, quien también recibió unos cuantos golpes, y de no haber sido por los gritos de ella y el llanto de Aria, probablemente aquellos sujetos no se habrían ido hasta matar a alguien, pues los humanos de las casas aledañas comenzaron a juntarse para ver qué sucedía.

De inmediato, fueron llevados a una clínica cercana y procuraron darle tratamiento psicológico a ella y al niño, quien parecía ser el mayor afectado por haber presenciado tal escena. Pero pese al estado en el que se encontraban, Maka sabía que no podía quedarse allí hasta terminar de recuperarse. En primer lugar, esos sujetos iban a volver pronto, de eso estaba segura, y en segundo, si se quedaban allí más tiempo sabía que los iban a descubrir.

Aprovechó la solitaria noche para tomar a sus niños y escapar tras haberles dado buena cantidad de sangre, y por el miedo de volver a vivir algo como aquello fueron viajando alrededor de todo el mundo para así cambiar constantemente de lugar y no ser encontrados con tanta facilidad.

Tiempo después, se enteró de que la Academia de Kalifa podría ser un buen refugio para ellos ahora que aceptaban chicos y Oz podía ingresar. Ni siquiera lo pensó dos veces cuando los inscribió para ya quedarse allí un tiempo los tres, siendo que tanto Aria como Oz eran mayores.