Ficha de Makishima

Makishima Shougo fue considerado como parte del movimiento Uróboros desde su nacimiento, ya que sus padres eran distinguidos cazadores. A él nunca se le dio la opción de ser o no ser, simplemente le dieron las armas y lo enviaron a matar vampiros sin explicarle demasiado los motivos. Ya desde ese entonces sintió en lo profundo de su ser un fuerte deseo de rebelión y venganza hacia aquellos quienes lo privaron de la elección de llevar una vida normal o una vida como cazador. No obstante, guardó todo su veneno para soltarlo cuando fuese el momento justo, y su instinto le dijo que siguiera la corriente pacíficamente hasta llegar lo suficientemente lejos como para poder destruir su entorno él mismo y librarse de esas cadenas.

De ese modo, con el tiempo llegó a ser un cazador de gran importancia, y su nombre llegó a conocerse en las distintas ramificaciones de los Uróboros. Era uno de los grandes cazadores de su tiempo, y la gente del grupo lo idolatraba, se sentían seguros con él sólo porque tenían a un "gran erudito" con ellos. A la edad de 18 años, Shougo vio a todos aquellos que creían ser sus compañeros como unos completos incompetentes e ingenuos que no eran más que simple ganado completamente dirigible por alguien que tuviera un poder mayor, como él. Shougo usó aquello para su propio beneficio, y ya harto de que las personas a su alrededor bajasen la guardia y confiasen ciegamente en sus "camaradas" sólo porque todos allí eran humanos y cazadores, decidió que era tiempo de mover ficha.

Tras estudiar años la naturaleza del ser humano, aprendió que la mejor manera de dar un golpe era tomando a los demás completamente desprevenidos, haciendo algo que nadie jamás pudiese esperar. Una verdad tan shockeante que ni aún conociéndola pudieran aceptarla, y eso fue lo que hizo precisamente. A los 20 años, descuartizó viva a la que era su novia en aquél entonces y colgó sus restos destripados en distintas partes del campamento, como quien exhibe una obra macabra. La gente contempló en estado de shock la escena, y al alarmar a Shougo sobre el asesinato de su novia, él simplemente sonrió y tan fresco como una lechuga les dijo "sí, yo la maté, ¿no es hermoso?". Saboreó tanto el asombro y el horror impreso en los rostros de todos allí, y enseguida sacó un arma para comenzar a dispararles a todos a diestra y siniestra. No importaba mucho su mala puntería, si disparaba le iba a caer a alguien la bala, era un hecho. Antes de que terminasen de reaccionar, sacó su navaja y comenzó a matar a todos en el campamento hasta que no quedó un alma viva.

Al día siguiente del incidente se presentó manchado de sangre en otra rama del Uróboros que estaba establecida cerca de allí, y los miembros de esta le dijeron que sabían del ataque y que era un milagro que él hubiese sobrevivido. Aquello no hizo más que divertir más a Shougo, y aprovechó la ingenuidad y confianza ciega de esos ilusos para hacer lo mismo y eliminar a toda esa ramificación. Aunque esta vez su error fue el no percatarse de que hubo alguien que sobrevivió al momento de partir, y ese alguien se aseguró de correr la voz acerca de él y su locura para que nadie más sufriese ese trágico destino. Debido a esto, tuvo que permanecer escondido durante algunos años en los cuales se entretuvo haciendo de las suyas y de paso consiguió juntarse con un pequeño grupo de gente tan retorcida como él. Aunque lo que ellos no sabían era que la naturaleza de Makishima iba mucho más allá de ellos, y no eran más que juguetes que él desechaba cuando se aburría de ellos.

Siguiendo pista por pista de sus crímenes, los Uróboros consiguieron dar con él y esta vez estaban decididos a erradicarlo por completo de la faz del planeta. Al estar todos ya preparados para matarlo, Shougo ya no contaba con el factor sorpresa que le ayudó la primera vez para matar a todos, y no podía él solo contra todos ellos. En medio de la persecución, recibió un impacto mortal de bala en el pecho, y una vez que lo dieron por muerto se retiraron hacia las sombras del bosque. Lo que no sabían era que Shougo aún estaba vivo, y que un vampiro que andaba merodeando por la zona se interesó en él lo suficiente como para transformarlo a tiempo y salvarle el pellejo.

El vampiro le enseñó lo básico de la supervivencia en ese nuevo estado, y estaba convencido de que Makishima era la clave para exterminar a esos molestos Uróboros, ya que parecía odiarlos tanto como él. Pero el vampiro no pudo estar más equivocado; Makishima Shougo no odiaba a nadie en particular, simplemente gustaba de destrozar los sueños ajenos y burlarse de la confianza ciega que depositaba la gente en los demás, fue por ello que asesinó despiadadamente a aquél vampiro por haber sido tan ingenuo.

Ahora que era vampiro, no sentía tanta necesidad de atacar humanos precisamente, ya que ellos mismos sospecharían de él. ¿Qué mejor entonces que atacar vampiros ingenuos que pensaban que eran "camaradas" sólo por el hecho de ser de la misma especie?... finalmente siguió con su entretenimiento de reclutar "juguetes" y hacerlos brillar para observar su juego, manteniéndose a raya como un mero espectador, mientras que su nombre se convirtió en leyenda entre los Uróboros, quienes lo daban por muerto y lo conocerían durante los siguientes años como el famoso caso Makishima, una dura lección que les sirvió para volverse más fuertes.

En su búsqueda por los nuevos "jueguetes", se inscribió como profesor de arte en la academia Astra, para de ese modo poder determinar cuales de sus alumnos parecían tener el "don" de convertirse en perfectos psicópatas. Si conseguía hacerse de un número lo bastante fuerte como para dar su golpe, podría desestabilizar todo el sistema y obtener su tan adorado caos para que la gente comenzara a actuar bajo sus propios deseos.