+ Ficha del monstruo +

"Chico, siéntate. Si quieres saber sobre la historia del hombre más fuerte de la ciudad, gustoso te la contaré."
El muchacho tomó asiento en un sillón de plumas café, sin quitar la vista del individuo que se encontraba frente a él.
El otro se relamió los labios, continuando la historia.
"Durante los primeros siete años de su vida, él fue normal, totalmente común. Tenía una vida normal, una familia normal -aunque su madre estaba muerta- y una casa normal. Poseía un hermano pequeño que era el único problemático de la familia. Era un antisocial que no obedecía órdenes.
Un día, Shizuo discutió con él, por una razón bastante boba; el rubio se había enojado con su hermano por haberse comido su yogurt preferido. La razón era tonta, pero el resultado desastroso. Ese día lo inició todo. En aquel momento algo se quebró dentro de la mentalidad de Shizu-chan, algo que al parecer estaba a cargo de mantener al monstruo encerrado en la jaula.
El rubio se descontroló, tomó el refrigerador de la casa y estuvo apunto de lanzárselo a su hermano de no ser por sus huesos, no soportaron el peso de la máquina.

Así fue como todo prosiguió. Shizuo estuvo en constante contacto con el hospital de la ciudad, puesto que peleaba todo el tiempo, tomando cosas que su cuerpo no era capaz de soportar... destruyendo sus huesos.

Con el tiempo, el cuerpo del rubio comenzó a solidificarse, ganó fuerza a tal extremo, que se volvió capaz de alzar pesados camiones sin esfuerzo alguno. Se volvió un monstruo.

Su fuerza hizo que ganase todas las peleas de la escuela, pero también lo aisló del mundo ya que todos temían de su mal genio y de su aura asesina.
Cuando terminó la escuela, tomó múltiples trabajos en distintos lugares, pero en todos terminaba igual; un cliente le hacía enojar y terminaba destruyendo el lugar.
Luego apareció Tom, el ex-sempai de Shizuo que le ganaba por un año. Este le ofreció un trabajo en la escuela Delirium Tremens, como maestro de educación física y matemáticas.
Ganó el empleo y su fuerza no se le presentó como un problema.
Aunque... Aún así, se sentía vacío.
Sintió que aún le faltaba algo importante, algo que necesitaba para completar su vida.

Un día, mientras caminaba por el desierto con un grupo de críos que estaban de excursión, encontró a un cuerpo pálido y desnutrido desplomado en la arena.
Orihara Izaya.
Lo salvó y lo alimentó. Pero jamás le había agradado el muchacho.
Pero aún así, sintió deseos por su cuerpo.
En ese entones, comenzaron las relaciones sexuales entre el maestro y el estudiante, que a simple vista se odiaban a muerte. ¿Tienes alguna otra duda, pequeño?"
El muchacho, perturbado, negó con la cabeza y se puso de pie para irse, pero algo estaba mal.
Tocó su estómago y se dio cuenta de que estaba sangrando considerablemente.
- "Adiós" - escuchó antes de sentir un agudo dolor en la sien, desvaneciendo su conciencia.